A un año del 7 de octubre: decenas de miles de muertos y el temor a una “guerra interminable”

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La esperanza de paz se ha desmoronado mientras un conflicto creciente lleva al Medio Oriente al borde de una guerra total.

Tras el ataque terrorista del 7 de octubre contra Israel y la posterior ofensiva militar en Gaza, algunos osaron creer que la tragedia podría, de alguna manera, abrir una puerta hacia la paz. “Las crisis pueden crear oportunidades”, declaró Yossi Beilin, un experimentado negociador de paz israelí, en una entrevista el año pasado. El mundo parecía haber olvidado la cuestión palestino-israelí, pero el horror de ese día lo cambió todo, provocando un clamor global para que algo así nunca volviera a suceder.

Sin embargo, un año después, esas pequeñas esperanzas han sido devastadas. Israel sigue profundamente sacudido, mientras familias de rehenes en manos de Hamas sufren la angustia de no saber si sus seres queridos siguen con vida. Por otro lado, la población de Gaza enfrenta una catástrofe humanitaria sin precedentes, en medio de una de las campañas de bombardeos más intensas de la historia, que ha dejado decenas de miles de palestinos muertos, muchos de ellos mujeres y niños, y ha reducido gran parte del territorio a escombros.

En las últimas semanas, Israel ha desviado su atención hacia el norte, con ataques aéreos y una invasión terrestre que han matado a unas 1,800 personas en el Líbano y desplazado a 1.2 millones de personas. Ahora, Israel e Irán están al borde de un conflicto abierto, mientras los esfuerzos diplomáticos de Estados Unidos y sus aliados han fracasado. La perspectiva de una guerra sin fin entre estos enemigos regionales amenaza con arrastrar a potencias occidentales.

“No hay un final a la vista; empieza a sentirse como una guerra interminable”, advirtió Frank Lowenstein, ex enviado especial de EE.UU. para las negociaciones entre israelíes y palestinos. Actualmente, la prioridad no solo es poner fin a la guerra en Gaza, sino también evitar un conflicto que podría salirse de control en el Líbano.

Caos y muerte:

Hace un año, en el desierto del Negev, los asistentes al festival de música Supernova disfrutaban de los últimos ritmos de la noche cuando la mañana trajo una brutal sorpresa. A las 6:30 a.m., combatientes de Hamas atravesaron la valla que separa Gaza de Israel, desatando una masacre. Entre los 364 muertos en el festival y cientos más en comunidades cercanas, la tragedia de ese día se convertiría en el ataque más mortífero que ha sufrido Israel en décadas.

El relato de Sagi Gabay, uno de los sobrevivientes, describe cómo logró escapar del “búnker de la muerte”, donde Hamas ejecutó a docenas de personas. Su historia es solo una de muchas que reflejan la angustia vivida por los israelíes, quienes, además, enfrentan un creciente antisemitismo a nivel mundial.

Al mismo tiempo, grupos respaldados por Irán, como Hezbollah en Líbano, los hutíes en Yemen y militantes en Irak y Siria, han atacado a Israel en lo que dicen ser un esfuerzo por detener los bombardeos en Gaza. Sin embargo, Israel afirma que estos grupos simplemente buscan su destrucción.

El sentimiento público en Israel parece haberse fracturado. Según encuestas recientes, el 56% de los israelíes está a favor de retirarse de Gaza si eso significa el regreso de todos los rehenes. Hasta ahora, 154 rehenes han sido liberados, pero 97 siguen cautivos.

El primer ministro Benjamin Netanyahu ha enfrentado protestas por no negociar un acuerdo para liberar a los rehenes, mientras insiste en que Hamas debe ser destruido. Sin embargo, críticos aseguran que está usando la crisis para mantenerse en el poder y evitar su juicio por corrupción.

Una tragedia sin precedentes:

Tras el ataque del 7 de octubre, la respuesta militar de Israel fue inmediata. Gaza ha sido objeto de intensos bombardeos que han devastado gran parte de su infraestructura. Musheir El-Farra, un cineasta palestino, describe el horror vivido en su ciudad natal, Khan Younis, donde perdió a más de 190 miembros de su familia extendida. “El sonido de las bombas es algo que jamás olvidaré”, confiesa.

Según las Naciones Unidas, el 60% de los edificios y el 65% de las tierras agrícolas de Gaza han sido dañadas o destruidas, y el Ministerio de Salud palestino informa que más de 41,000 personas han muerto, incluidas 16,000 niños. El bloqueo a Gaza, impuesto por Israel y Egipto, ha empeorado la crisis, impidiendo la entrada de suministros esenciales como alimentos y medicamentos.

Netanyahu ha señalado dos objetivos: destruir Hamas y liberar a los rehenes. Sin embargo, el éxodo masivo de la población de Gaza y la creciente hambruna hacen cada vez más difícil prever una solución pacífica. Hoy, el 86% de la Franja de Gaza está bajo órdenes de evacuación, lo que ha desplazado a alrededor de 2 millones de personas.

Un conflicto que se expande:

El conflicto no se ha limitado a Gaza. En Cisjordania, la violencia por parte de colonos judíos extremistas ha alcanzado niveles sin precedentes, con cientos de palestinos muertos. A nivel internacional, el apoyo a Israel ha disminuido, con una caída significativa en la percepción global, especialmente entre las generaciones más jóvenes.

La región sigue siendo un polvorín. El reciente aumento de la tensión con Hezbollah y el ataque de Israel que acabó con la vida de su líder, Hassan Nasrallah, ha provocado una respuesta violenta por parte de Irán, aumentando el riesgo de un conflicto a gran escala. La posibilidad de una guerra con Irán hace que muchos en Israel y fuera de él teman que la situación en Gaza sea solo el comienzo de una tragedia mucho mayor.

La gran pregunta ahora es: ¿cuándo terminará esta guerra?

Fuente de la noticia: NBC News.