Cómo cumplir tus propósitos de Año Nuevo según la ciencia

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El Año Nuevo es una época llena de esperanza, promesas y listas de objetivos personales. Cada 1 de enero, millones de personas en todo el mundo deciden comenzar una nueva etapa y mejorar en distintos aspectos de sus vidas.

Sin embargo, también es cierto que muchas de estas resoluciones terminan en el olvido antes de que el primer mes del año haya terminado.

Entonces, ¿qué dice la ciencia sobre cómo podemos cumplir efectivamente con nuestros propósitos?

El “efecto del nuevo comienzo”:

La tradición de hacer resoluciones al inicio del año no es nueva. De hecho, tiene sus raíces en prácticas ancestrales de mejora personal que datan de la antigua China y los estoicos romanos.

Anna Katharina Schaffner, historiadora cultural y autora de The Art of Self-Improvement (“El arte de la automejora”), explica que esta costumbre también era común en el siglo XIX, como se puede ver en las cartas de Mark Twain, quien ironizaba sobre los esfuerzos fallidos por abandonar malos hábitos cada 1 de enero.

La ciencia moderna ofrece una explicación psicológica: el “efecto del nuevo comienzo”. Según Katy Milkman, profesora de psicología en la Universidad de Pensilvania, las personas tienden a percibir sus vidas como una serie de “capítulos” o etapas.

La llegada de un nuevo año representa un corte simbólico en la narrativa de nuestras vidas, permitiéndonos sentir que dejamos atrás los errores del “yo del pasado” y abrazamos un “nuevo yo” lleno de potencial.

Este fenómeno también se observa en otros momentos significativos, como el inicio de un mes, un lunes o incluso el cambio de estación. Estudios realizados por Milkman y sus colegas demostraron que las personas son más propensas a establecer metas después de estos “marcos temporales” que simbolizan un nuevo comienzo.

Por ejemplo, en un experimento, los investigadores encontraron que los participantes que relacionaban una fecha con un evento significativo, como “el primer día de primavera”, eran más propensos a iniciar hábitos positivos que aquellos para quienes la misma fecha simplemente era “el tercer jueves de marzo”.

¿Por qué fallamos?

Aunque el “efecto del nuevo comienzo” puede ser motivador, también es cierto que muchos propósitos fracasan. Según una encuesta de la empresa británica YouGov, sólo el 35% de las personas logran cumplir todas sus resoluciones, mientras que el 50% consiguen cumplir algunas. ¿Qué diferencia a los éxitos de los fracasos?

Uno de los factores clave es la forma en que formulamos nuestras metas. Per Carlbring, psicólogo de la Universidad de Estocolmo, ha estudiado cómo los distintos tipos de propósitos afectan nuestras probabilidades de éxito.

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Según su investigación, las metas de “aproximación” (como empezar a nadar dos veces por semana) tienen un éxito un 25% mayor que las metas de “evasión” (como dejar de comer dulces). En lugar de enfocarnos en lo que queremos evitar, deberíamos centrar nuestra atención en lo que queremos incorporar en nuestras vidas.

Por ejemplo, si deseas reducir tu consumo de redes sociales, podrías establecer un objetivo positivo, como leer 10 páginas de un libro cada vez que sientas la tentación de mirar el teléfono. Esta estrategia no solo es más motivadora, sino que también reemplaza un hábito negativo con uno constructivo.

Estrategias para el éxito:

Además de formular objetivos de aproximación, hay otras estrategias respaldadas por la ciencia que pueden aumentar nuestras posibilidades de éxito:

  1. Divide tus metas en pasos pequeños: Las metas grandes pueden ser intimidantes, pero dividirlas en pasos más pequeños y alcanzables facilita el progreso. Por ejemplo, si tu objetivo es correr una maratón, empieza por trotar 10 minutos al día y aumenta gradualmente la duración;
  2. Establece recordatorios y estructuras: Usa aplicaciones, alarmas o notas adhesivas para recordarte tus propósitos y mantener el enfoque;
  3. Busca apoyo social: Compartir tus metas con amigos o familiares puede aumentar tu compromiso. Incluso podrías encontrar un compañero de metas que te motive y te ayude a mantener el rumbo;
  4. Practica la autocompasíón: Es importante entender que los contratiempos son parte del proceso. Si fallas un día, no te rindas; en su lugar, analiza qué puedes aprender de la experiencia y sigue adelante;
  5. Usa “nuevos comienzos” estratégicos: Si pierdes impulso en febrero, aprovecha el inicio de marzo para reiniciar tus metas. Estos pequeños reajustes pueden renovar tu motivación.

El papel del autocontrol y la motivación:

Cumplir un propósito también requiere un equilibrio entre autocontrol y motivación. Investigaciones psicológicas han demostrado que la fuerza de voluntad es como un músculo: puede fortalecerse con la práctica, pero también puede agotarse si se usa en exceso. Por eso, es importante no sobrecargarte con demasiadas metas a la vez.

En cuanto a la motivación, Milkman sugiere buscar formas de hacer que las metas sean más atractivas. Por ejemplo, podrías combinar una actividad placentera con una tarea que consideres un desafío, como escuchar tu música favorita mientras haces ejercicio.

Reflexión final:

Las resoluciones de Año Nuevo pueden ser una herramienta poderosa para el cambio personal, siempre y cuando se formulen de manera efectiva y se apoyen en estrategias realistas.

Aunque el camino hacia el éxito pueda estar lleno de obstáculos, comprender la psicología detrás de nuestras decisiones y aprovechar momentos clave como el “efecto del nuevo comienzo” puede marcar una gran diferencia.

Así que este 1 de enero, en lugar de hacer una lista interminable de metas, considera elegir unos pocos objetivos claros, positivos y alcanzables. Con un enfoque inteligente y perseverancia, podrás convertir tus propósitos en realidades y comenzar el año con el pie derecho.

¡Feliz 2025 y éxito en tus metas!

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