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En febrero de 2023, el presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, realizaba una visita sorpresa a Kiev, en apoyo al presidente ucraniano Volodymyr Zelensky, en un gesto simbólico de solidaridad frente a la invasión rusa. Durante su estancia, las sirenas de ataque aéreo sonaron, un recordatorio palpable de la fragilidad de la seguridad europea.
Tras la visita, Biden recordó: “Sentí algo… más fuerte que nunca. Los Estados Unidos son un faro para el mundo.” Sin embargo, a medida que la política estadounidense se adentra en un ciclo electoral, la sombra de la presidencia de Donald Trump se cierne sobre el futuro global, lo que plantea serias dudas sobre si ese “faro” continuará iluminando el camino hacia un orden mundial más estable.
La reconfiguración del poder mundial bajo el mandato de Trump:
Si Trump regresa a la Casa Blanca, será en un mundo muy diferente al de su primer mandato, cuando aún prevalecía la idea de una hegemonía estadounidense incontestable. En 2024, la influencia global de los Estados Unidos está siendo cuestionada. Potencias regionales como China y Rusia siguen sus propios intereses, mientras que gobiernos autocráticos forjan alianzas con un enfoque menos centrado en la diplomacia occidental.
Las guerras en Gaza y Ucrania, junto con otros conflictos globales, han puesto en entredicho el papel de Washington en la resolución de disputas internacionales. No obstante, a pesar de estos desafíos, los Estados Unidos siguen siendo una potencia clave por su capacidad económica y militar, además de su posición en diversas alianzas internacionales.
En los días previos a las elecciones que podrían consagrar nuevamente a Trump como presidente, la corresponsal principal de la BBC, Lyse Doucet, entrevistó a varios analistas para evaluar las posibles repercusiones de su victoria para Europa y el mundo. La conclusión común entre los expertos es que el regreso de Trump podría transformar las dinámicas globales de maneras inesperadas y preocupantes.
La amenaza para Europa: ¿un retroceso en la defensa común?
Rose Gottemoeller, exsecretaria general adjunta de la OTAN, no escatima en advertencias sobre las consecuencias que tendría un segundo mandato de Trump. Según Gottemoeller, “Donald Trump es el peor escenario para Europa”, recordando sus constantes amenazas de retirada de la alianza atlántica durante su mandato anterior.
La OTAN, que depende en gran medida del gasto militar de Estados Unidos, enfrenta la posibilidad de una reconfiguración de su estructura de defensa bajo un liderazgo trumpista. De hecho, los gastos de defensa de los Estados Unidos representan dos tercios de los presupuestos combinados de los otros 31 países miembros de la alianza. Además, Washington gasta más en sus Fuerzas Armadas que los diez países siguientes en el ranking, incluyendo potencias como China y Rusia.
Trump, que se jactó de forzar a los países miembros de la OTAN a cumplir con sus metas de gasto militar del 2% del PIB, podría profundizar las tensiones con los aliados europeos. En 2024, sólo 23 de los 31 miembros de la OTAN han alcanzado esa meta. A pesar de sus declaraciones erráticas y su actitud beligerante, Gottemoeller no cree que la OTAN se desmorone, pero advierte que Europa tendrá que asumir un rol más proactivo en la defensa colectiva.
El impacto de Trump en el Oriente Medio y Ucrania:
Trump también dejaría su huella en el conflicto de Gaza y en la guerra de Ucrania. Según Comfort Ero, presidenta del International Crisis Group, aunque los Estados Unidos siguen siendo actores cruciales en la resolución de conflictos, su capacidad para mediar en crisis se ha reducido. Trump podría adoptar una postura más laxa respecto a las políticas estadounidenses en Gaza, ofreciendo a Israel mayor libertad para actuar, algo que ya insinuó en el pasado.
En cuanto a Ucrania, Trump ha sido muy crítico del apoyo militar y financiero masivo brindado por los Estados Unidos a Kiev. Ha sugerido que podría negociar directamente con Rusia, saltándose a las autoridades ucranianas, en busca de una solución rápida al conflicto.
A pesar de sus intenciones de reducir el involucramiento estadounidense en guerras extranjeras, su retórica sobre la paz en el Oriente Medio podría ser vista con escepticismo, ya que los acuerdos que apoyó anteriormente, como los Acuerdos de Abraham, fueron percibidos por muchos como un paso atrás para la causa palestina, exacerbando las tensiones en la región.
China – La batalla económica y política que define el futuro global:
Una de las amenazas más persistentes de Trump en el ámbito económico es su política de tarifas elevadas sobre productos chinos. En su campaña, Trump ha prometido imponer aranceles del 60% a todos los productos importados de China, lo que podría desencadenar “el mayor choque para la economía global en décadas”, según el experto en China, Rana Mitter.
A pesar de su retórica dura, Trump también ha elogiado su relación personal con el presidente Xi Jinping, sugiriendo que no necesitaría recurrir a la fuerza militar para enfrentar una crisis como un bloqueo de Taiwán.
Sin embargo, Mitter señala que la postura de Trump respecto a China será más fluida que la de su primer mandato, y que su ambigüedad sobre la defensa de Taiwán podría generar incertidumbre en la región. En cuanto a la economía, aunque Trump podría intentar renegociar acuerdos comerciales, el precio de su imprevisibilidad podría ser alto, tanto para China como para sus propios aliados comerciales.
Cambio climático: ¿un retroceso en la lucha por el planeta?
Uno de los temas más alarmantes sobre el regreso de Trump a la Casa Blanca es su postura frente al cambio climático. Mary Robinson, ex presidenta de Irlanda y actual presidenta del grupo Elders, ha sido clara al señalar que “cada fracción de grado” cuenta en la lucha contra la crisis climática.
Sin embargo, Trump ha ridiculizado las políticas medioambientales de su predecesor y ha expresado su escepticismo sobre las políticas internacionales, considerando el Acuerdo de París como “uno de los mayores golpes de todos los tiempos”.
A pesar de sus esfuerzos por desmantelar las políticas ambientales durante su primer mandato, expertos como Robinson sostienen que la transición energética en los Estados Unidos está ganando fuerza y que el impulso hacia una economía verde es irreversible, aunque Trump intentaría revertir avances significativos.
El futuro humanitario bajo un liderazgo aislacionista:
El impacto de un segundo mandato de Trump no se limitaría a cuestiones de política exterior. En el ámbito humanitario, la postura aislacionista de Trump podría profundizar la inestabilidad global. Martin Griffiths, un experimentado mediador de conflictos y ex subsecretario general de la ONU, advirtió que la vuelta a un enfoque unilateral bajo Trump podría agravar la desesperanza global.
Durante su primer mandato, Trump recortó el financiamiento de las agencias de la ONU y se retiró de la Organización Mundial de la Salud (OMS), lo que dejó un vacío de liderazgo humanitario que aún persiste.
Un liderazgo mundial bajo la amenaza de un cambio radical:
La victoria de Donald Trump en las elecciones de 2024 representaría un giro profundo en la política global. La vuelta a un Estados Unidos aislacionista, más centrado en sus propios intereses, podría significar el fin de una era de liderazgo multilateral.
Mientras que algunos lo ven como un presidente que podría renegociar el poder global en beneficio de los Estados Unidos, otros temen que su estilo errático e impredecible arrastre al mundo a una mayor inestabilidad.
Las repercusiones de su retorno a la Casa Blanca no solo afectarán a Europa y Oriente Medio, sino que podrían transformar radicalmente la economía global, la lucha contra el cambio climático y el orden internacional establecido.