Estoicismo: La filosofía antigua que enseña a aceptar lo que no podemos controlar

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En un mundo cada vez más impredecible y lleno de incertidumbres, muchas personas buscan maneras de encontrar estabilidad y significado en sus vidas.

Una de estas personas es el neurólogo brasileño Fábio Porto, quien, frente a desafíos personales y profesionales, encontró consuelo y orientación en una filosofía con más de dos mil años de historia: el estoicismo.

Qué es el estoicismo:

El estoicismo es una filosofía que floreció en la antigua Grecia y Roma, con exponentes como Séneca, quien destacó por sus escritos sobre ética práctica y la importancia de la serenidad; Epicteto, conocido por sus enseñanzas sobre la libertad interior y el control sobre nuestras percepciones; y Marco Aurelio, cuyo legado como emperador y filósofo se refleja en su obra “Meditaciones,” un manual de vida virtuosa.

Estos pensadores promovieron una vida guiada por la razón, argumentando que las emociones destructivas son resultado de errores en nuestra percepción del mundo. En lugar de dejarnos llevar por estas emociones, los estoicos ofrecían un enfoque práctico para vivir de manera virtuosa, centrándose en lo que podemos controlar y aceptando lo que no.

Para Fábio Porto, esta filosofía ha sido una herramienta vital tanto en su vida personal como en su práctica profesional. Como especialista en demencias y presidente de la región paulista de la Asociación Brasileña de Alzheimer y Otras Demencias (ABRAZ), Porto ha integrado los principios estoicos en su atención a pacientes y sus familias.

El poder de la perspectiva – “No son las cosas, sino nuestra opinión sobre ellas”:

Porto relata que su primer contacto con el estoicismo fue a través de la Terapia Cognitivo-Conductual (TCC), un enfoque psicoterapéutico influenciado por esta filosofía. Uno de los principios fundamentales de la TCC, que Porto cita con entusiasmo, es una frase de Epicteto: “No son las cosas las que perturban a las personas, sino las opiniones que tienen sobre ellas”.

Esta enseñanza destaca que nuestras emociones negativas provienen, en gran parte, de nuestras interpretaciones de los eventos, no de los eventos en sí mismos.

Por ejemplo, en su trabajo con pacientes diagnosticados con demencia, Porto utiliza este principio para aliviar el sufrimiento emocional.

“Es fundamental que los pacientes entiendan que no están perdiendo memoria porque ‘fallaron’ o ‘no se esforzaron lo suficiente’. Es una condición fuera de su control”, explica. Este cambio de perspectiva les permite aceptar su situación con menos angustia.

La dicotomía del control:

Uno de los pilares del estoicismo es distinguir entre lo que está bajo nuestro control y lo que no. Según esta filosofía, solo tenemos control sobre nuestros pensamientos y acciones. Todo lo demás —la salud, el dinero, la fama, el estatus— está fuera de nuestro dominio.

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Porto ilustra cómo aplica este concepto en su práctica médica. A menudo encuentra pacientes que vinculan su felicidad a aspectos externos. “Alguien podría decir: ‘Si no puedo conducir, mi vida está arruinada’. Pero conducir es algo externo, y nuestra felicidad no debe depender de ello”, afirma.

En lugar de resistirse a lo inevitable, el estoicismo enseña a aceptar estas circunstancias y encontrar valor en nuestras propias virtudes.

Vivir en el presente:

Otro principio fundamental del estoicismo es la importancia de vivir el momento presente. Por ejemplo, cuando enfrentas una situación estresante, como un examen o una reunión importante, intenta centrarte solo en lo que puedes hacer en ese momento.

Practica ejercicios de respiración o mindfulness para mantener tu mente en el presente y evitar que se desvíe hacia preocupaciones futuras. Este enfoque no solo reduce la ansiedad, sino que también te ayuda a rendir mejor y disfrutar más de lo que haces.

Para los pacientes con demencia, este enfoque puede ser particularmente beneficioso. Porto señala que muchas personas con demencia leve sufren más por el miedo al futuro que por su condición actual. “El sufrimiento anticipado es irracional. Si hoy no estás sufriendo, ¿por qué preocuparte por algo que aún no ha sucedido?”, reflexiona.

Para ilustrar este punto, Porto recurre a una anécdota sobre Séneca, el filósofo estoico nacido en Córdoba, España, en el año 4 a.C. Séneca, acusado de conspirar contra el emperador Nerón, fue condenado a suicidarse. Según la historia, cuando un alumno le preguntó si estaba desesperado, Séneca respondió: “Sufriré en el futuro, pero ahora no. Ahora tengo hambre, así que voy a comer”.

Aunque no se puede verificar la veracidad de este relato, el mensaje subyacente es claro: enfócate en el presente.

El papel de los familiares en el proceso de aceptación:

Los principios estoicos no solo benefician a los pacientes, sino también a sus familias. Porto describe cómo algunos hijos de pacientes con demencia gastan enormes recursos en tratamientos experimentales, en lugar de centrarse en disfrutar momentos de calidad con sus seres queridos. “Aceptar lo inevitable y aprovechar el tiempo que tienen juntos puede ser mucho más significativo”, dice.

En este contexto, el estoicismo también propone la armonía con la naturaleza, entendida como la aceptación del destino. Esto no significa resignación pasiva, sino reconocer lo que no podemos cambiar y actuar de manera sabia dentro de nuestras posibilidades.

Para algunos familiares, esta filosofía ofrece una guía para sanar relaciones pasadas y encontrar paz en el presente.

El estoicismo frente a las críticas:

A pesar de sus beneficios, el estoicismo ha sido criticado por algunos que lo ven como una filosofía que fomenta la apatía y el conformismo. Sin embargo, Porto enfatiza que no se trata de abandonar los esfuerzos, sino de dirigirlos hacia lo que realmente importa.

“Distinguir entre lo que podemos y no podemos controlar requiere práctica, meditación y, sobre todo, coraje”, explica.

Demencia en etapas avanzadas – Encontrar dignidad en el proceso natural:

En las etapas finales de la demencia, cuando la cognición del paciente está severamente comprometida, el estoicismo puede ser una herramienta crucial para los familiares. Porto subraya la importancia de aceptar la muerte como parte del ciclo natural de la vida.

“Prolongar la vida a costa de un sufrimiento extremo no siempre es la mejor opción”, advierte.

Aunque deja claro que no aboga por la eutanasia, Porto critica la distanásia, o el uso de medios invasivos para prolongar una vida que carece de calidad.

“Aceptar que la muerte es inevitable puede ayudar a las familias a tomar decisiones más sabias y compasivas”, concluye.

El legado del estoicismo en el mundo moderno:

El estoicismo ofrece una filosofía intemporal que puede ayudar a las personas a enfrentar los desafíos de la vida con coraje, sabiduría y serenidad.

Ya sea enfrentando una enfermedad degenerativa, apoyando a un ser querido o simplemente navegando las complejidades de la vida diaria, los principios estoicos proporcionan una guía práctica para encontrar significado y resiliencia.

En palabras de Marco Aurelio, uno de los grandes exponentes del estoicismo: “El obstáculo es el camino”.

Cada dificultad es una oportunidad para ejercer virtudes como la sabiduría, la justicia, la templanza y el coraje, recordándonos que, aunque no siempre podamos controlar lo que nos sucede, siempre podemos controlar cómo respondemos.

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